Las vecinas y vecinos de la Comunidad de Madrid estamos muy preocupadas por el grave y rápido deterioro de nuestro sistema sanitario público. Arrastramos este desmantelamiento desde hace muchos años y la pandemia ha sido la excusa perfecta para intentar cerrar los servicios de urgencia extrahospitalaria en zona urbana (SUAP), servicios que atendían a 800.000 personas cada año.
La presión ciudadana en las calles ha obligado a la Consejería de Sanidad a reabrir estos centros, pero habían dejado su plantilla muy diezmada y no reemplazaron las bajas con nuevo personal. Como siempre, la solución la encontraron despojando de personal a otros centros, en este caso a los servicios de urgencia rural (SAR), cuyo funcionamiento había sido ejemplar hasta ese momento. De los 79 centros totales (40 rurales y 39 urbanos) hay 29 sin médico/a de forma permanente y en los 50 restantes falta médico/a aleatoriamente en el 30 % de ellos. No podemos admitir que en un centro de Urgencias no haya médico/a. Recordemos las muertes que ya han ocurrido en alguno de los centros de urgencias extrahospitalarias, como es el caso del hombre de 72 años en Majadahonda, o el bebé de Paracuellos del Jarama.
En los Centros de Salud falta plantilla en todas las categorías. Personal administrativo y enfermería están siendo obligadas a asumir tareas que no les competen y para las que no están preparadas. Nos obligan como pacientes a explicar a las y los trabajadores administrativos nuestro motivo de consulta, contraviniendo la confidencialidad de datos, y tienen la responsabilidad de decidir el tiempo que puede demorarse nuestra cita.
La enfermería sobrecarga sus agendas para atendernos, intentando reducir la carga de las interminables agendas médicas, aunque finalmente el diagnóstico y el tratamiento recae en la consulta médica.
En Madrid faltan 500 facultativas, tanto de medicina de familia como de pediatría y sus plazas están vacantes, por lo que muchas y muchos de nosotras no tenemos médico asignado. Esto supone un grave riesgo para nuestra salud y nuestra vida. Se ha perdido la esencia de la Atención Primaria, no hay tiempo para la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, no hay participación comunitaria. Hemos perdido la continuidad asistencial y ahora proponen desde la Consejería que nos atiendan en otros centros de salud. Realmente les da igual quién nos atienda y dónde, cómo y cuándo sea nuestra atención.
La Atención Primaria es el gran pilar que sostiene a la Sanidad. Al dinamitar el funcionamiento de estos dos niveles (centros de salud y Urgencias extrahospitalarias) nos están obligando a acudir a las Urgencias hospitalarias ante cualquier problema de salud, incluso para procesos que no deberían utilizar este recurso.
Entre 2020 y 2022[1], la afluencia a las urgencias hospitalarias ha aumentado:
- H.U. del Sureste: de 75.562 a 123.370, un 63%, pero el porcentaje de urgencias ingresadas ha bajado del 7,40% al 5,36%
- HGU Gregorio Marañón: de 183.663 a 270.319, un 47%, pero el porcentaje de urgencias ingresadas ha bajado del 14,91% al 10,04%
- Clínico San Carlos: de 105.763 a 145.819, un 38%, pero el porcentaje de urgencias ingresadas ha bajado del 19,07% al 13,09%
- U. 12 de octubre: de 206.741 a 305.650, un 48%, pero el porcentaje de urgencias ingresadas ha bajado del 13,50% al 8,32%
- U. La Paz: 180.412 a 249.483, un 38%, pero el porcentaje de urgencias ingresadas ha bajado del 14,86% al 10,99%.
[En cada concentración se leyeron los datos del Hospital correspondiente y, a continuación:]
- En el conjunto de Urgencias Hospitalarias en Madrid: 2.661.525 a 3.926.420, un 47%, pero el porcentaje de urgencias ingresadas ha bajado del 12,25% al 8,45% [2]
De esta manera, en el último mes hemos visto colas en las entradas a urgencias hospitalarias, pacientes en los pasillos y tantas horas en la sala de espera hasta ser atendidos.
En los hospitales existe también déficit de plantilla en todas las categorías, lo que aumenta la presión asistencial e impide a sus trabajadoras ofrecer la atención adecuada, poniendo en peligro nuestra salud y nuestra vida.
Una Atención Primaria fuerte, con orientación preventiva y comunitaria, junto a una Atención Hospitalaria bien dotada, son claves para aumentar los niveles de salud y de bienestar de nuestros barrios y pueblos.
Por eso, exigimos:
- Inversión del 25% del gasto sanitario total en Atención Primaria.
- Dotación completa de personal en todos los niveles: Centros de Salud, Urgencias extrahospitalarias (tanto rurales como urbanas) y en los hospitales.
- Evitar la derivación de dinero público a las empresas privadas. ¡¡¡Nada, nada, nada para la privada!!!
[1] http://observatorioresultados.sanidadmadrid.org/HospitalesDatosGeneralesTabla.aspx?ID=85
[2] https://gestiona3.madrid.org/bvirtual/BVCM051109.pdf pág.113